viernes, 17 de octubre de 2014

Llámalo como quieras.

         -Pa', casi lo olvido, mañana debo comprar un boleto para una obra de teatro de la escuela, cuesta $100.00...
         -Ajá..-respondió mi padre entre sueños.
         Una vez dicho esto, me recosté, dispuesto a conciliar el sueño. Acomodé mi almohada, me cubrí con el cobertor y cerrando los ojos, inmediatamente me vi sumergido en pensamientos de planificación, y no es que no me guste llevarla a cabo, pero soy un tipo que suele planear los hechos del mañana a su favor, pero no lucha porque estos se cumplan, y he aquí el problema. Me imaginé cosas de lo más bellas, agradables y excitantes.... En fin, sin darme cuenta (aunque en realidad eso pasa todo el tiempo), quedé en estado de inconsciencia, en estado de sueños e imaginación, sumergido en ese estado de realidad ficticia, imaginaria...
          A la mañana siguiente, la alarma de mi teléfono celular comenzó a sonar. 5 a.m. Considero que aún el tiempo me otorga unos minutos más para descansar, así que vuelvo a cerrar los ojos, perdido en el placer del descanso. Instantes después (o al menos así lo había percibido hasta ese momento), abrí nuevamente los ojos. Todo parecía distinto, sin sentido. Miré el reloj y sorprendido observé que la hora marcada era: 6:30 am. A pesar de que sabía que iba con demasiado retraso a la escuela, no logré moverme, porque me encontraba confundido, extrañado. Me parecía que el tiempo no era el verdadero, que las dimensiones del espacio no se apegaban a la realidad. Reaccioné, no podía seguir perdiendo el tiempo (aunque en ese momento no tenía una noción exacta del mismo). Me vestí y partí hacia la preparatoria...


          -Cuéntenme su historia de cómo llegaron hoy a la prepa- exclamó Luis, atento como siempre.
          -Mi amanecer fue raro- dije casi de inmediato.
          -¿Por qué?
          -Me siento extraño, sonará estúpido, pero me siento perdido en el tiempo, por ejemplo, ¿no les ha pasado que, dentro de un sueño (cualquiera), ustedes son los protagonistas, pero llega el momento en el cual pueden vislumbrar al protagonista (ustedes), y sin más, se dan cuenta de que físicamente no son ustedes? Es decir, saben que son ustedes psicológicamente, pero su apariencia física es la de alguien más... Pues siento algo así...
          -¿Pero lo que sientes es invertido no? o sea, sabes que eres tú físicamente pero mentalmente no...
          -Exacto.
          -Quizás tu alma no se encuentra aquí- dijo Diana, cosa que en cierto modo ignoré porque creer en el alma es como creer en dios, y yo soy de aquellos que considera irracionales e ilógicos esos conceptos (aunque estoy abierto a retractarme ante demostraciones eficientes y verídicas), pero por otro lado, gusto de creer en la teoría del alma (aclaración, me gusta creerla, mas no creo en ella),y, por tanto, quedé en las mismas circunstancias de incertidumbre.
          La conversación no siguió con mi cuestión,
       


           Más tarde, con las clases curriculares ya concluidas, debido a que mi novia iría a estudiar (lo cual agradecí inmensamente en ese momento), me dispuse inmediatamente a salir de aquellos muros escolares.Ya afuera, pensé en ir a "el lago", sin embargo, por alguna razón concluí que ese lugar no me agradaba del todo a pesar de aquella hermosura que poseía. Opté por dirigirme a un sitio de juegos para niños conocido. Permanecí un rato allí, escuchando música, pacífico. Pero no tardé en darme cuenta de que tampoco gustaba de ese espacio.
         Decidí caminar. Caminar hasta encontrar el sitio dónde me "encontraría". ¿El plan? Buscar aquél sitio que describiera mis gustos, que me ayudara a hallar ese "yo" que se encontraba perdido en alguna dimensión. Crucé por algunos lugares bellos, pero no de mi satisfacción. Llegué a observar una parte más escondida del parque "el lago", que me pareció bastante acogedor... Seguí mi camino.
         Después de un gran terreno recorrido, arribé dentro de una unidad departamental. En el centro de ella, una zona excepcional percibí con alegría. Era un sitio cuadrangular, rodeado de pequeños muros que apenas alcanzaban el metro de altura, contenía un poco de pasto y estaba cubierto por un techo, desde lejos se veía como una especie de Kiosko. ¡Lo había encontrado! Un lugar bello, pero sin exageraciones o paisajes que la gente en su mayoría admira, poseía una sencillez encantadora, exacta.
        En la lejanía me he hallado, pero no me place acudir a mi encuentro...