domingo, 31 de mayo de 2015

Paraíso terrenal.

     Mi caminar era lento, pasivo. La mayoría de la gente parecía tener prisa o ansiedad por llegar a quién sabe dónde. ¿Al trabajo? ¿Alguna cita amorosa o amistosa? Yo deambulaba sin tener plena conciencia de mis acciones. Me detuve por unos instantes, mi mirada viajó inspeccionando en todas direcciones, y entonces me di cuenta: otra vez me encontraba solo...
     Pero ¿dónde estaba? El sitio que ante mis ojos había no se parecía en nada a mi camino de vuelta a casa. ¡Bah! Nuevamente me había pasado. Tan absorto estaba en mi mundo que me olvidé de la realidad y otra vez me había perdido. Qué más da, así puedo caminar más. 
     Después de algún tiempo, dos o tres horas quizá, decidí que era tarde y debía volver a casa. Di media vuelta y comencé a...
     —¡Oh, diablos! Discúlpame, no me fijé...
     —No, no te preocupes.
     —Déjame ayudarte.
     Había tirado las cosas de una chica. Nuestras manos coincidieron en un suave contacto y nuestras miradas se observaron, sorprendidas.
     —Ja, ja. Como en las películas ¿no? La única diferencia, es que yo no soy el chico increíblemente guapo...
     —¿Bromeas? Eres el chico más apuesto que he conocido.
     Sonreímos. Entonces recordé el fragmento de un poema: "Del mismo material del que se tejen los sueños, está hecha su sonrisa". Ese instante fue como una eternidad fugaz. 
     —Debo irme— dijo. Me dio un dulce y lento beso, y fue como sentir el inicio y el fin del mundo invadiéndome. Se marchó.
     ¿Por qué ahora todo se veía más bello? La negrura de la noche ya no era oscuridad y soledad, sino paz y belleza. Los árboles ya no era mis compañeros sino amigos que parecían sonreírme. Las personas no eran personas, sino sombras divinas. Y el amor ya no era amor, era una mujer...




     

miércoles, 27 de mayo de 2015

¡Feliz cumpleaños!

     En el año del 97, hace dieciocho años, viniste al mundo. Y tan sólo ocho días después yo aparecí para que cinco años más tarde, tuviéramos nuestro primer encuentro.
     Era el verano del año 2002 cuando ingresé al jardín de niños "Gustavo Adolfo Becker" para cursar mi segundo año de preescolar. Al llegar, en el primer día de clases, recuerdo la imagen de los niños llorando y a mí observándolos, taciturno e impasible, quizás pensando "¿Por qué lloran?".
     Mi memoria no da para tanto, sólo recuerdo la sensación que se produjo en mis sentidos al conocerte. Fue una simple (o mejor dicho, extraordinaria) impresión, admiración ante la lindura que poseías. Fue de esas impresiones que frecuentemente uno tenía cuando era niño, en dónde aún estaba descubriendo el mundo y ahora me encontraba con algo insólito: la belleza de una chica.
     Era algo demasiado distinto al ladrido de un perro, al ver caer la lluvia o arder el fuego. Quizás entonces es que conocí al que todos llaman "el primer amor". No porque en verdad te amara, sino porque la inocencia de la infancia me permitía darme esas sensaciones. Ahora, a mis casi dieciocho, me he familiarizado con la idea de que los amores más auténticos, son los de la niñez y los de la etapa adulta, el uno por la inocencia, el otro por la madurez.
     ¿Estarás esperando mi felicitación?¿O simplemente te es indiferente? Supongo que es lo segundo.
    En fin, si llegas a leer esto, ¿te acuerdas del baile de salida del kinder? Bailamos juntos y para entonces mi hermano mayor ya se había dado cuenta de que me gustabas. ¿Y las cartas que nos mandábamos en la primaria? Eso fue muy lindo, aunque claro, éramos niños. ¿Fue mi imaginación o algún día de la primaria me pediste que fuera tu novio? ¿Porque después de que dije que sí nos dejamos de hablar? Seguramente dentro de mi ilusión no hice más que soñar cosas...
     Durante la secundaria pasaste desapercibida. Dejaste de gustarme ¿Por qué? No lo sé.
     Y sin embargo, tres años y medio más tarde, inesperada e inexplicablemente, te vi y mi frecuencia cardíaca se alteró. ¡Te lo juro! Podía sentir los golpeteos de mi corazón como implorando tu presencia ...
     Pero ¿por qué? ¿por qué? ¿por qué?
     Estoy completamente seguro de que no estoy enamorado de ti, y he llegado a la conclusión de que poco a poco te convertiste en una obsesión, en la viva figura de lo imposible...
     Tal vez baste sólo un beso, o incluso un rechazo de tu parte para dar fin a esta historia de "amores platónicos". Ojalá pudieras decir "¿Sabes? Me gustas..." o también "¿Sabes? Lo siento pero es hora de dar fin a tus esperanzas..." En verdad, cualquiera de las dos es buena...

     ¿A qué venía todo esto? ¡Ah, sí! ¡Feliz cumpleaños, "obsesión platónica"!


lunes, 25 de mayo de 2015

Del mismo material del que se tejen los sueños.

Del mismo material del que se tejen los sueños
Está hecha su sonrisa
Del mismo material del que se tejen los sueños
Fueron fabricados sus ojos.
Y el lunar de su mejilla derecha

Y sus labios
Y su embriagante figura.

Del mismo material del que se tejen lo sueños
Es manufacturada la sensación de un beso suyo.
Del mismo material del que se tejen los sueños
Se industrializaron sus caricias.
Y su dulzura
Y su malicia
Y su amor
Y su cariño.


Y entre tantas agujas y tejidos

Dime, amor mío:
¿Eres real?


miércoles, 20 de mayo de 2015

Otro día en el mundo.

     Tan sólo tres años después de haber dado la despedida a mi hermano, mi madre pereció ante una enfermedad desconocida. La mayoría de mis amigos murieron en la guerra y el resto de mis familiares intentaron huir a otro país pero fueron capturados y fusilados en el Antiguo Colegio de San Ildefonso, hoy hogar de la tortura y de la muerte.
     El cuaderno y el bolígrafo han sido mi única compañía...
     —Toma, compra algo de comer—. Me dijo una dulce voz. Levanté la mirada. Ante mí se encontraba una chica de veintitantos años.
     —¡Oh no! No puedo aceptarlo de ninguna manera.
     —Se ve hambriento, insisto...
     —No.
     —Pero ¿por qué?
     —Mi madre me ha enseñado a no hablar ni aceptar cosas de extraños. 
     Ella soltó una carcajada.
     —No seas bobo, toma.
     —Sólo si el dinero lo gastamos en una comida para los dos.
     —Sólo si antes te das una ducha.
     —Ja, ja, ja. De acuerdo.
     Comenzamos a caminar y a platicar. Era una chica bastante atractiva y encantadora. Era pelirroja y de tez clara. Las pecas en su rostro le daban un toque coqueto y tierno. Sus ojos ¡Oh Dios! Sus ojos eran como los laberintos: por su inmensa hermosura y su facilidad de perderse en ellos. Cruzamos por un parque mientras el agua de una fuente hacía su trabajo.
     —¿Qué haces?
     —Dices que necesito una ducha ¿no es así? Pues vamos...
     —¡Estás loco!
     La tomé del brazo y la lleve hasta la fuente. Comenzamos a jugar como niños. Hacía mucho que no pasaba un rato de felicidad. Después de unos minutos, decidimos parar.
     —Bien, ahora necesitamos ducharnos de verdad.
     —¿A dónde vamos?
     —A mi casa.
     —¿Vives sola?
     —Desde hace mucho...


     Llegamos a su casa y me dio una muda de ropa para que me cambiara después de bañarme. Ella también se bañó. Ahora lucía un vestido floreado que resaltaba aún más su belleza.
     —¿Y bien?
     —¿Qué?
     —¿Unos taquitos al pastor?
     —¡Genial!
     Fuimos al local más cercano y pedimos nuestros tacos.
     —A todo esto ¿cómo te llamas?
     —Ja, ja, ja. Mi nombre es Wendy Mendoza ¿Y el tuyo?
     —Ricardo Gutierrez, pero dime Richie. ¿Hace cuánto que vives sola? ¿Fue por la guerra?
     —No, no, no. Nada de eso. Mi familia estaba metida en la redes del narcotráfico, se metieron en problemas y fueron asesinados cuando yo tenía trece años. Una antigua maestra del Kinder me ofreció su ayuda y así pude continuar con mi vida y solventar mis gastos. La maestra Miranda falleció poco después de que me graduara.
     —¡Wow! Qué difícil debió haber sido. Qué curioso, yo también tenía en mi infancia una profesora con ese nombre.
     —Pues yo estudié en el Jardín de niños Yoyalia, que está no muy lejos de aquí...
     —¡No puede ser! ¿Es verdad?
     Increíblemente tenía ante mí a la Wendy de quien viví "enamorado" durante un año de preescolar.
     —¿Y tú qué hiciste de tu vida?
     — Todo iba perfecto hasta antes del conflicto bélico. Mi padre nos abandonó pero eso no impidió a mi madre sacarnos adelante. Mi hermano murió con una bala en su cabeza y mi madre de patologías desconocidas. A diferencia de ti, yo me dejé vencer por la soledad y decidí vivir en la indigencia...


     Después de un rato volvimos a casa —su casa—. Ella sacó un álbum de fotos.
     —¡Increíble! ¡Mírate, aquí estás!
     En efecto, allí estaba yo, ella y nuestros demás compañeros de generación.
     —Puedes quedarte aquí el tiempo que quieras, siempre y cuando no esperes ser mantenido. Yo también necesito de compañía.
     —Y yo extraño el calor de unos labios...
     Nunca el azul y el café habían encajado tan bien. Nos acercamos de a poco. La distancia se iba haciendo mínima... ¡Pum! Un ruido ensordecedor aturdió mis oídos. Frente a mí, el cuerpo de Wendy reposaba ya sin vida. Del agujero de su frente fluía la sangre, intensamente rojiza.
     Una vez más, la soledad gobernaba mi existir...



lunes, 18 de mayo de 2015

Prenderemos fuego al cielo.

                                                 "Acaríciame, haz que no sienta el dolor
de las penas que hay en mí
Acaríciame, ¡nunca lo dejes de hacer!
pues estando junto a ti:
puedo volar..."
                                                -Triciclo Circus Band

1.

     Tomé asiento y la observé. Aquella estilista era linda e inmensamente tierna. Sin darme cuenta me hallaba absorto en su figura; tenía unos ojos encantadores, no por su color sino por un brillo excepcional y bello, una nariz de rasgos finos y unos labios carnosos que incitan a la tentación. Sus pechos redondos y adecuados en su tamaño...
     —En un momento te atiendo— dijo ella con una sonrisa.
     ¡Carajo! Se había dado cuenta de que la observaba. Sentí una inmensa pena y pude percibir como me sonrojaba.
     —Sí, gracias— dije.
     Ella siguió con su trabajo. Los cabellos caían. ¡Dios, qué hermosa sonrisa tenía! Se dio vuelta y miré su cintura, esperanzado de sujetarla en un abrazo algún día.
     —Puedes pasar— me dijo. Mientras realizaba su labor, yo seguía mirándola por medio del espejo. Algunos movimientos la acercaban a mí permitiéndome percibir su dulce y embriagador aroma...
      —¡Listo!
     —Muchas gracias ¿cuánto te debo?
     —Son treinta pesos.
     Saqué de mi bolsillo el dinero y pagué. Me disponía a salir cuando ella se acercó y susurró a mi oído "Ven a verme mañana después de las ocho".

2.

     -¿Qué es lo que veo en una mujer? Pues como casi cualquier hombre, me agrada la voluptuosidad femenil, un "cuerpo escultural". Pero supongo que tu pregunta es más bien qué es lo que veo en una mujer para tener una relación ¿no es así? Pues no sé, una mujer con belleza en sus ojos, en su mirada, en su sonrisa, es algo que altera mis sentidos. Soy amante del arte, por tanto, soy amante de aquellos aspectos que para la mayoría son difíciles de percibir. Me enamoro de lo oculto, del pensamiento, de la sensualidad del alma. La mujer que puede producir en mi la sensación equivalente a la admiración de un cielo arrebolado, ella, querida amiga, ella es el amor de mi vida, y vaya que me he convertido en gato, porque hasta ahora he tenido siete vidas...
     Levábamos platicando casi dos horas, la noche estaba encantadora. La luna resplandecía incandescente, imponente. 
     -Es tarde, debo irme...
     -No, por favor, quédate un poco más.

3.

     Poco a poco fui recorriendo su cuerpo. Su aroma hechizante provocaba en mí un placer inexplicable. Uno a uno los besos me transportaban a un mundo de fantasía.  Lentamente mis manos temblorosas retiraban su vestido. 
     —Prenderemos fuego al cielo...
     
     Incendiados en el fuego del placer, dos cuerpos se sumergían en el calor del cariño...

domingo, 17 de mayo de 2015

La locura.

Inmerso en su soledad infinita,
Decidió entregarse al mundo de los sueños.
¡Lástima que ahora esté dentro de esas cuatro paredes!